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Un cuento en fascículos

Fueron felices y comieron perdices?

Pero Narciso y Venus no son de esos personajes de cuentos que son felices y no se vuelve a saber nada de ellos. No son como la Cenicienta, Blancanieves o La Bella y la bestia. No son historias que pretenden enseñar cómo es una realción idílica, pero luego nunca llegan a mostrar los malos momentos de la relación. La rutina, el enfado, los celos, las traiciones, son también parte de la vida cotidiana. Por eso Narciso y Venus también lo van a vivir. Démosles un tiempo en verano para que pasen las primeras vacaciones juntos en la tierra, para luego pasar a contar cómo fue el punto y seguido del final feliz.

Porque a veces, el mar rompe los diques que la mano humana pone.

¡Increíble!

Narciso le coge de la mano. Le mira dulcemente. Le susurra al oído: "No se le pueden poner diques al mar". Se levantan y caminan sonrientes hacia un futuro incierto pero, juntos al fin y al cabo. ¿O no?

Venus, querida Venus

La respiración de Narciso se aceleraba por momentos, le faltaba el aire. Estaba asustado y no sabía qué contestar. ¿Se tomaría bien Venus lo que le iba a decir? ¿Se reiría de él? Y lo más importante... ¿le iba a contar la verdad?
De pronto oyó a Lilith por primera vez después de esas horas infernales que había pasado en la ciudad:
"Sé valiente, Narciso. Acepta las consecuencias de tus actos y enfréntate a tus miedos".
Narciso respiró hondo, tragó saliva y contestó:
"Eres especial, Venus, y por eso voy a ser sincero contigo. Antes de nada quiero aclarar que ni estoy borracho ni tomo dro..."
"¡Vete al grano, tio! Te aseguro que he visto cosas peores en esta ciudad. Tengo curiosidad por saber de ti. Me inspiras confianza, ¡venga!, ¡cuéntame!", le interrumpe Venus ansionsa.
"Soy del Olimpo. Me llamo Narciso y me he encontrado en este lugar por error. Bueno, por error exactamente, no... He venido a aprender, quiero saber lo que se siente al ocurrirme cosas que no son buenas. Aunque a decir verdad, -Venus le mira perpleja, sin saber cómo reaccionar- ya he experimentado algunas cosas que no me gustan. Todavía no sé si quiero quedarme en este lugar"

La expresión de Venus no tiene precio. "Ya. Creo que necesitas ayuda, pero no sé si yo podré dártela", continúa.
Narciso ya sabe por dónde van los tiros y comienza a levantarse de la silla. Venus sonríe amigablemente.
"¿Qué haces? No me estás entendiendo. Yo soy Venus, la Venus que conociste en el Olimpo, la Venus de la que te enamoraste..."
Narciso se queda paralizado, y titubea torpemente.
"Pero... ¿y tu aspecto?, ¿qué ha pasado con su aspecto?"
Venus ríe de forma nerviosa y le mira a Narciso con ternura.

Ahora el Olimpo queda a la vez lejos y a la vez cerca... "Cuando me enteré de que te marchabas decidí seguir tus pasos. Yo también he renuciado al Olimpo, pero me he adelantado un poco a ti. Se podría decir que tomé un atajo y mientras tú pasabas años intentando sobrevivir en el bosque, me dediqué a aprender cómo vivir en este mundo tan raro...", rie y su rostro toma un color rosado. Baja la mirada. "Te he estado esperando todo el tiempo, Narciso, para poder estar contigo. Temí que me olvidaras".

¿Venus?

Mientras ambos andan por la calle Narciso se mantiene silencioso, no quiere hablar, parece que en este mundo no es algo que le vaya a beneficiar. Sin embargo, su compañera no para de charlar y charlar sobre todo lo que encuentran. Como cree que es extranjero le va contando la historia de ese mundo. Eso que ven allí es un reloj muy importante, Narciso se entera de que allí vive un tal Ben , y que debe ser algún gigante. También hay una torre en la que algún tipo mataba a sus mujeres, llegó a matar a,¿ unas 7..? ¡Qué mundo tan extraño!

Venus,o Afrodita en su origen.

A medio camino la chica se para en seco y le mira con una sonrisa pícara. "Pero, ¡si no te he dicho mi nombre! Soy Venus !". Narciso no puede evitar que su cara refleje su asombro. "Venus, ¿la Diosa?". Ella ríe y contesta que es el primero que hace ese chiste. Le cuenta la historia de cómo sus padres son historiadores, y cómo su madre se especializó en mitología. Narciso no entiende nada, pero algo dentro de él le hace pensar que no es quien él cree.

Venus le señala un restaurante en la siguiente manzana. Pequeño, con vivos colores y con un camarero que no para de reir, ese sitio desentona con el resto que ha visto hasta ahora. No le tiene miedo. Por primera vez se relaja. Pero justo cuando están cruzando el umbral de la puerta, Venus le pregunta: "¿De dónde eres exactamente?".

En algo se parece...

"¿Extranjero yo? Eh.. bueno, no... bueno, sí, no sé..." titubea Narciso. ¿Es extranjero? Es verdad que viene de otro sitio pero... Mientras lo piensa, se queda mirando a esa chica. La expresión de sus ojos le dice que es una persona muy dulce. Y esa coleta mal hecha, los manos repletas de libros, un bolso que le arrastra por el suelo y unos pantalones rotos le convierten en una persona muy especial para Narciso. Tiene algo que le recuerda a Lilith pero no sabe lo que es.

Tiene dudas. Después de lo ocurrido con el Padre Felix, no está muy seguro de lo que debe hacer. De momento, decide contestar: "sí, soy extranjero. Estoy buscando un buen sitio para comer, ¿podría ayudarme?" Ella sonrió. Parecía dispuesta a ayudarle.

Mmm, Narciso tiene hambre después del día tan duro que está teniendo "Conozco un restaurante buenísimo, ven conmigo, está aquí cerca", le dijo sin borrar su sonrisa de la boca. Y Narciso le siguió, aunque cauteloso.

Y las decepciones siguen...

Ése hombre que Narciso creyó que iba a ayudarle se transforma, aunque intente ocultarlo, en alguien con una mirada que ya había percibido antes. El tendero, el conductor de autobús, las personas con las que se cruzó nada más llegar a ese lugar tan diferente y gris... todos tenían unos ojos que eran todo menos amigables.

¿Qué quieres decir con "la gente que te cuidaba"? ¿Acaso no crees que eres mayorcito y estás lo suficientemente capacitado para, no sólo cuidar de ti mismo, sino, cuidar de otras personas?", pregunta irónicamente el hombre. Narciso le mira boquiabierto. "¿Cómo cambiarán estas personas de humor tan fácilmente? Y lo más importante, ¿por qué?", pensaba mientras el Padre Felix le increpaba.

"Eres un tipo raro. Muy raro. Pero hay algo que me dice que no me mientes cuando te pregunto si tomas drogas. A pesar de ello, me siento profundamente decepcionado. ¡No me dirás que nunca has experimentado dolor, pena, frustración o injusticia!", pregunta el Padre, "¿Qué hay de los pobres, los desamparados y tantos otros que necesitan de nuestra ayuda?"

Narciso titubea torpemente y alcanza a decir que no sabe de qué está hablando.
El Padre Félix piensa que le está tomando el pelo y que sólo es un loco más de tantos que ha conocido. Al llegar a esta conclusión su rostro se llena de dureza.
"No merece la pena intentar enseñarte la Verdad", murmura mirando a Narciso. "Para ello tienes que estar dispuesto y, siento decírtelo de este modo, pero no me gusta que me tomen por idiota"

Sin más, se da media vuelta y deja abandonado a Narciso. Éste sigue caminando hacia ninguna parte y cuando cree que todo está perdido y la desesperación comienza a entrar por sus venas, una chica de unos 25 años se acerca a él con una gran sonrisa y le pregunta si es extranjero ya que le ve algo perdido.

Libros y más libros... eso era lo que llevaba la extraña chica
Narciso levanta la cabeza para verla mejor y descubre a una chica con pintas de estudiante, cargada de libros y una coleta mal hecha.

El Padre Felix

¿Le ayudará el Padre Félix?

Decide seguirle, porque no tiene otra opción. El señor se presenta como Padre Felix. Narciso encuentra el nombre un poco extraño, piensa que el señor está loco, ya que obviamente no es su padre, ni un Dios, y se ha puesto ese nombre. Además sus ropas son también diferentes al resto, no viste de colores, y con pantalones, como el resto de los hombres que ha visto hasta ahora; Felix, viste con una especie de vestido largo y engro, y con una cosa blanca en el cuello.

Pero a nuestro Narciso no le importa, al fin y al cabo, también él es diferente de la gente que le rodea ahora mismo, y por lo menos Felix, se está mostrando amable.

Al principio no hablan. Pero al cabo de unos minutos el señor del vestido empieza a preguntarle cosas extrañas. Si tiene algún tipo de drogodependencia, si tiene familia cercana, si tiene... Narciso está muy confuso, desconoce el significado de muchas de las preguntas, y no sabe qué contestar. Tiene miedo de que su respuesta sea la equivocada y también Felix le abandone.

Narciso empieza a hablar de lo que él cree es normal. De su vida en el Olimpo, de la felicidad, de la gente que cuidaba de él. Pero se detiene en seco cuando ve la cara de Felix. Narciso sabe en ese mismo momento que su respuesta no ha sido la adecuada. Felix cambia rápidamente su rictus, pero Narciso se percata de que algo no va bien.

¿Quién es?

Llora desesperado. No se lo puede creer. "¿Qué es lo que pasa aquí?", grita. No sabe qué hacer. Mira de un lado a otro. La gente sigue caminando, con prisa por llegar a sus destinos.

Narciso sigue perdido... ¿A dónde irán? piensa. Cree que si sigue a alguna de esas personas encontrará el camino, o que por lo menos encontrará alguna respuesta. De pronto, un señor con un gran bigote se topa con él. "¿Está perdido?", le preguta amablemente. Narciso se asusta. Mira a los lados, pero es a él a quien le está hablando. "Ven conmigo", le dice. Narciso no sabe qué hacer. ¿Quién es ese hombre?

Qué raro...

Son personas como él pero a la vez muy diferentes. Su cara no tiene ningua de las expresiones que había conocido en el paraíso -¿quizás porque no han experimentado y conocido las mismas cosas?-. Darius no se parecía a nadie de allí.

Trata de defenderse de la avalancha de gente que se choca contra él y que ni siquiera le pide perdón. "No entiendo absolutamente nada", se repite a sí mismo en bajo y con expresión preocupada.

Huele de forma diferente. El sonido del agua, del viento cuando chocaba con las ramas de los árboles, de la música de Hewly... hay un larguísimo etcétera que no esta allí. Tiene miedo y un escalofrío recorre su cuerpo mientras la respiración se le acelera.
Poco a poco va levantando más la voz hasta que chilla con todas sus fuerzas: "¡¡LILITH!! ¡TENÍAS QUE AYUDARME! ¿ES ASÍ COMO PAGAS MI CONFIANZA EN TI? TE LO SUPLICO, ¡AYÚDAME, POR LO QUE MÁS QUIERAS!"

No recibe ninguna respuesta. Se enfada consigo mismo y empieza a dar patadas contra esas extrañas paredes. Un comerciate sale corriendo de su tienda: "¿Pero se puede saber que cree que está haciendo?".
"Yo... bueno, estoy buscando a Lilith, ella sabe el camino. ¿Dónde está?", contesta Narciso esperanzado.
"¿Por qué no te vas a beber a otra parte? ¡No quiero borrachos en mi tienda! ¡Fuera!"
¡Cuánto ruido!

Narciso corre sin rumbo fijo. De pronto, casi le atropeya un autobús público. El chófer le reprende sin reparos, lo insulta y Narciso no puede más. Tira su cesta con las pocas manzanas que tiene y observa impotente cómo ese mismo autobús las aplasta como si fueran hormigas. Rompe a llorar como un niño.

Narciso a través del espejo

El Sol está en su punto álgido y Narciso no es capaz de aguantar la sed. De repente justo frente a él parece que algo flota. Es como una masa de aire que se mueve y le obstaculiza el camino. No puede ver más allá y no puede atravesar el camino por ningún otro lado.

Narciso piensa que es el calor que le hace tener alucinaciones, así que decide proseguir como si nada hubiera ante él. Pero en el momento en el que atraviesa la masa, se ve empujado por una fuerte corriente. Todo pasa muy deprisa, y no es consciente de nada de lo ocurrido. Sólo sabe que ahora está en el suelo y ya no siente tanto calor.

¿Encontrará Narciso el camino de vuelta?
Cuando levanta la cabeza, se queda paralizado del miedo. Se encuentra en un lugar completamente desconocido para él. Para empezar el suelo sobre el que está tendido es como de mármol, como los templos, pero no hacen la función de pared. Aquí parece que sirve para que la gente camine sobre él. Y por si fuera poco, justo a su lado hay otra especie de suelo raro, negro, por el que van unos aparatos muy extraños, que echan humo por detrás y van a una velocidad completamente insusual. ¿Qué es todo aquello?

La gente no repara en él. Caminan muy deprisa, y con cara de preocupación. Sus atuendos son muy raros, y visten diferentes entre ellos. ¿Dónde se encuentra?

Al mediodía...

Narciso sonríe. Le gusta oír a Lilith. Significa que en el fondo no está solo; ella le acompaña. Escucharle le ha dado fuerzas. Coge su cesta repleta de manzanas y sigue caminando. No deja de mirar a todos lados para observar la naturaleza. Tiene que aprender a sobrevivir, y tiene que hacerlo rápido. No puede perder el tiempo.

¡Qué calor!
Lleva mucho tiempo caminando y está cansado. Será mediodía. Lo sabe por el sol, que cada vez es más intenso. Siente calor, mucho calor. También tiene sed. Pero no ve un lago cerca. Coge una de las manzanas que lleva en la cesta pero está caliente. Sabe que tiene que seguir caminando hasta encontrar la aldea. Allí podrá descansar y beber agua.

Se siente orgulloso de sí mismo por todo lo que está siendo capaz de hacer, pero en estos momentos se siente un poco decaído porque nunca le había faltado nada, y ahora está en un momento de debilidad: está cansado, tiene sed y mucho calor. Y no tiene agua para remediarlo. Pero sigue caminando. Sabe que lo podrá conseguir.

¿Otros humanos?

Narciso come como un loco. Tiene hambre y sed. ya ha amanecido y cuando va a un lago a beber agua, los cisnes le saludan y le animan en su viaje.
"No muy lejos de aquí hay una aldea donde viven humanos. Ellos te ayudarán, aunque habrá otros que querrán atacarte. Ten cuidado."

Corre, Narciso, ¡hay mucho que aprender!
"¿Por qué iban a querer atacarme?", les pregunta.
Los cisnes ya se han alejado y no pueden escucharle.

Narciso se queda pensativo. Quizás es cierto eso de que hay personas que desconfían de otras, que incluso les odian y pueden llegar a matar, se dice a sí mismo.
Un escalofrío recorre su espina dorsal y esta vez, la curiosidad que siente por conocer esos sentimientos es mayor que su miedo.

Se levanta y decide hacer una cesta con unas ramas para poder llevar algunas manzanas que encuentra cerca del lago. Lilith le había dicho que tendría que cuidar de sí mismo, así que necesitaría provisiones para sobrevivir.

Mmmm... Aquella fruta que tantos problemas trajo a Eva, será de gran ayuda a Narciso Nunca antes había pensado en ello, pero ahora empieza a darse cuenta de lo duro que va a ser conseguir comida. No obstante, le vuelve a llegar ese sentimiento que hasta hace unas horas era desconocido para él: estar orgulloso de sí mismo.

Se recrea unos segundos en ello y decide seguir su camino. ¿Encontrará la aldea?, ¿por cuántos peligros más tendrá que pasar antes de llegar a ella?
Lilith le susurra al oído: "Esto no es más que el principio, pero estaré contigo".

Maduración

Narciso rompe a llorar como un loco. Él creía que lo tenía todo, y le falta lo más importante. No sabe estar sólo consigo mismo, ni valerse por sí mismo.

De repente deja de llorar. Ahora es el momento de cambiar la situación. Va a desmostrar a Lilith que es capaz, y volverá al Olimpo y mostrará a Darius y a todos lo que ha aprendido.

las ardillas

Para empezar va a buscar alimento. Mira a su alrededor desorientado, ¿dónde? Anda sin rumbo fijo, nada le parece comestible. Pero detrás de unos arbustos encuentra a unas ardillas comiendo unas frutas rojas. ¿Por qué no? Si ellas no mueren, él tampoco lo hará.

Mientras se acerca al arbusto las ardillas huyen asustadas. Narciso recoge un puñado de frutos rojos. Se sienta al pie del árbol y empieza a comerlas.

¡¡¡¡¡¡Cuál es su sorpresa al descubrir que son sabrosas!!!!!! Por primera vez en su vida empieza a sentirse orgulloso de sí mismo.

Por los pelos

Es Lilith.Decepcionada y enfadada, mira a Narciso con pena. Él está temblando. "No voy a poder ayudarte todo el tiempo. No eres el único que tiene problemas y eres más fuerte de lo que piensas".
"Pero, ¿qué tengo que hacer? Lilith, ¡tienes que ayudarme!"
"Mira a tu alrededor. No todo es tan malo como parece. Tienes que aprender a valerte por ti solo. No siempre estaré aquí. Pero te daré un consejo. El bosque puede serte de mucha ayuda. Observa lo que comen los animales, dónde se resguardan, de dónde sacian su sed. No eres tan distinto a ellos"

"Pero, ¿y si me enveneno? ¿Y si tengo frio?"
La figura de Lilith se va desvaneciendo y ya sólo queda una bruma que poco a poco deja ver de nuevo lo que antes Narciso había visto como paisaje amenazador

Otra vez solo



Narciso se encuentra desamparado de nuevo. Solo ante el bosque. Un sentimiento le invade el cuerpo, ¿será el miedo? Tiene todavía las palabras de Lilith rondando por su cabeza, atormentándole: "Tienes que aprender a valerte por ti solo". Narciso comienza a observar. Decide sentarse junto a un árbol y mirar a su alrededor: pájaros, sombras, insectos... La noche acecha y decide echarse a dormir. De pronto, un fuerte viento hace que despierte de golpe. Las sombras de los árboles cada vez se mueven más rápido. Quiere ayuda. No se siente preparado para seguir solo.
¿O sí?

¿Realidad o el Olimpo?

Con el paso de las horas Narciso se da cuenta de la cruda realidad. Está solo. No habrá nadie que le alimente, nadie que toque el arpa para él, nadie que le esté lisonjeando todo el día... Mira hacia atrás con pena, casi decidido a hacer el viaje de regreso y estar de vuelta justo a tiempo de la sesión musical nocturna.

bosque tenebroso

Pero mientras se encuentra en mitad del camino mirando el trecho que ya ha dejado atrás, de repente, la maleza se vuelve tupida, los árboles se mueven, el cielo se oscurece...El camino de vuelto se ha cerrado. Narciso está aterrado. Las hadas siempre le han contado historias de los bosques, histotias sobre el Dios malvado, historias sobre Tétralus.

¿Qué es eso que se oye? ¿Pasos? Dios, Narciso ve una sombra proyectada justo delante de la suya, y por mucho que lo intenta, no puede levantar la vista del suelo.

De camino a ningún sitio

Narciso sale del Olimpo y ni siquiera mira atrás. No es tan fuerte.

Ante él se abre un camino cuyo final no es visible. Empieza la marcha. Al principio todo le parece nuevo y excitante. Hay pájaros nuevos, cuyo piar es exótico, diferente de todo lo que él ha oído hasta entonces. También la flora es diferente.

Ahora tendrás que aprender a dormirte tú solo...

Pero a medida que sigue y no llega a ningún sitio en particular Narciso empieza a aburrirse. ¿Dónde está todo lo que le habían prometido? Además, empieza a tener hambre. ¿Dónde están las hadas que siempre le proporcionan comida? Y pronto será de noche y necesitará que su ninfa favorita, Hewly toque su arpa para poder conciliar el sueño.

Un último adiós.

Narciso por fin se decide a abandonar su paraíso aparente. No sabe si contará con la ayuda de Lilith, aunque ésta le ha prometido guiarle durante sus primeros pasos.
Darius está durmiendo la siesta después de una de las acostumbradas comilonas que le dejan a menudo casi sin sentido. Narciso suspira mientras ve cómo se le cae la baba a ese que hasta hace muy poco creía su amigo para siempre. No le importa, ¡no hay tiempo que perder! Tiene que experimentar y aprender tantas cosas...
Con pena pero a la vez determinación, observa silencioso el pájaro que se encuentra en frente de él.

¡Buena suerte!
Telepáticamente oye en su mente cómo le anima a que se marche, a que deje a Darius y se adentre en ese mundo. Mundo desconocido pero "real", tal y como le dice el pájaro.

"Ya vale, ¡ya va siendo hora de irme de una vez!, grita enfadado y a la vez con ganas de marcharse.
Sólo mira por última vez esa mesa de madera sobre la que tantas veces había observado la tranquila agua y preguntándose qué habría más allá.

¿Dónde se sentará ahora Narciso?

Catalizador

Narciso ha sido tentado. No puede evitar sentir curiosidad. Sabe que debe explorar ese mundo. Debe comparar para llevar a cabo la mejor elección. Quizá ese mundo que el hada le ha ofrecido sera mejor que el suyo. Quizá.

Sin más dilación decide emprender la marcha. Pero tiene miedo. Parte hacia un sitio desconocido, donde la gente incluso llega a matar, y no sabe cómo defenderse. Toda su vida le han dado todo hecho.

Narciso pasa las horas buscando un compañero de viaje. Cree que una mujer no sería adecuada, ya que no podrá defenderle en caso de necesidad. Sin embargo, el único hombre que conoce es Darius y no cree poder convencerle. Darius no desaprovechará la oportunidad de quedarse prácticamente solo en un harén lleno de mujeres. Entonces, ¿con quién partir?

¿Qué hacer ante algo así?

Narciso se queda en estado de shock. No sabe qué hacer. "¿Como puede existir algo así?", se pregunta una y otra vez. Casi no puede comer, le cuesta mucho dormir... Él, que lo tiene todo, que se sentía tan feliz, se acaba de dar cuenta de que todo el mundo no vive como él. Lilith le ha abierto los ojos...