Un último adiós.
Narciso por fin se decide a abandonar su paraíso aparente. No sabe si contará con la ayuda de Lilith, aunque ésta le ha prometido guiarle durante sus primeros pasos.
Darius está durmiendo la siesta después de una de las acostumbradas comilonas que le dejan a menudo casi sin sentido. Narciso suspira mientras ve cómo se le cae la baba a ese que hasta hace muy poco creía su amigo para siempre. No le importa, ¡no hay tiempo que perder! Tiene que experimentar y aprender tantas cosas...
Con pena pero a la vez determinación, observa silencioso el pájaro que se encuentra en frente de él.
Darius está durmiendo la siesta después de una de las acostumbradas comilonas que le dejan a menudo casi sin sentido. Narciso suspira mientras ve cómo se le cae la baba a ese que hasta hace muy poco creía su amigo para siempre. No le importa, ¡no hay tiempo que perder! Tiene que experimentar y aprender tantas cosas...
Con pena pero a la vez determinación, observa silencioso el pájaro que se encuentra en frente de él.
Telepáticamente oye en su mente cómo le anima a que se marche, a que deje a Darius y se adentre en ese mundo. Mundo desconocido pero "real", tal y como le dice el pájaro.
"Ya vale, ¡ya va siendo hora de irme de una vez!, grita enfadado y a la vez con ganas de marcharse.
Sólo mira por última vez esa mesa de madera sobre la que tantas veces había observado la tranquila agua y preguntándose qué habría más allá.
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