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Un cuento en fascículos

¿Y si no es oro todo lo que reluce?

En ese ambiente de tranquilidad, seguridad y placer, el hada Lilith hace a Narciso una visita.
Le comunica que hay otros lugares en donde la vida no es como él la conoce.

¡Tienes que salir de aquí, !
Lilith ha estado en esas tierras y ha visto cómo incluso se llegan a matar las personas entre sí. El hada le muestra en el reflejo de un rio a Narciso algunas imágenes de esos extraños sitios. Él nunca ha oído hablar de desconfianza o de traición. Nunca ha experimentado miedo, impotencia o dolor.
Ahora por primera vez se siente triste. Después de la visita de Lilith, Narciso no puede disfrutar de su despreocupada vida como antes y se ve envuelto en sentimientos que nunca le habían rozado.

Narcisus

Narciso, egocéntrico, vago y arrogante. No por mucho tiempo... Narciso vive apaciblemente en el Olimpo. Nada puede arruinar su vida llena de placeres y vacía de deberes. Tiene todo lo que quiere: comida, bebida, fiestas y mujeres. Y por encima de todo es el tipo más apuesto del lugar.

La gente dice de él que nunca se vio belleza igual. Alto, de piel morena, su perfil es completamente perfecto, incluso parece modelado por un genio. Sus ojos son verdes, claros, brillantes, hay hadas que dicen que si los miras el tiempo suficiente, emulan a las olas del mar, con un vaivén hipnotizador.

Sin embargo, aunque haya sido bendecido con todos estos dones, no le interesan la belleza ni el amor. De hecho nunca ha visto su imagen, nunca. De pequeño le advirtieron de que no lo hiciera, nunca jamás. Y ha sufrido las cosecuencias. No sabe apreciar tampoco la belleza en ninguna otra persona.