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Un cuento en fascículos

Mar Izquierdo

Fueron felices y comieron perdices?

Pero Narciso y Venus no son de esos personajes de cuentos que son felices y no se vuelve a saber nada de ellos. No son como la Cenicienta, Blancanieves o La Bella y la bestia. No son historias que pretenden enseñar cómo es una realción idílica, pero luego nunca llegan a mostrar los malos momentos de la relación. La rutina, el enfado, los celos, las traiciones, son también parte de la vida cotidiana. Por eso Narciso y Venus también lo van a vivir. Démosles un tiempo en verano para que pasen las primeras vacaciones juntos en la tierra, para luego pasar a contar cómo fue el punto y seguido del final feliz.

Porque a veces, el mar rompe los diques que la mano humana pone.

¿Venus?

Mientras ambos andan por la calle Narciso se mantiene silencioso, no quiere hablar, parece que en este mundo no es algo que le vaya a beneficiar. Sin embargo, su compañera no para de charlar y charlar sobre todo lo que encuentran. Como cree que es extranjero le va contando la historia de ese mundo. Eso que ven allí es un reloj muy importante, Narciso se entera de que allí vive un tal Ben , y que debe ser algún gigante. También hay una torre en la que algún tipo mataba a sus mujeres, llegó a matar a,¿ unas 7..? ¡Qué mundo tan extraño!

Venus,o Afrodita en su origen.

A medio camino la chica se para en seco y le mira con una sonrisa pícara. "Pero, ¡si no te he dicho mi nombre! Soy Venus !". Narciso no puede evitar que su cara refleje su asombro. "Venus, ¿la Diosa?". Ella ríe y contesta que es el primero que hace ese chiste. Le cuenta la historia de cómo sus padres son historiadores, y cómo su madre se especializó en mitología. Narciso no entiende nada, pero algo dentro de él le hace pensar que no es quien él cree.

Venus le señala un restaurante en la siguiente manzana. Pequeño, con vivos colores y con un camarero que no para de reir, ese sitio desentona con el resto que ha visto hasta ahora. No le tiene miedo. Por primera vez se relaja. Pero justo cuando están cruzando el umbral de la puerta, Venus le pregunta: "¿De dónde eres exactamente?".

El Padre Felix

¿Le ayudará el Padre Félix?

Decide seguirle, porque no tiene otra opción. El señor se presenta como Padre Felix. Narciso encuentra el nombre un poco extraño, piensa que el señor está loco, ya que obviamente no es su padre, ni un Dios, y se ha puesto ese nombre. Además sus ropas son también diferentes al resto, no viste de colores, y con pantalones, como el resto de los hombres que ha visto hasta ahora; Felix, viste con una especie de vestido largo y engro, y con una cosa blanca en el cuello.

Pero a nuestro Narciso no le importa, al fin y al cabo, también él es diferente de la gente que le rodea ahora mismo, y por lo menos Felix, se está mostrando amable.

Al principio no hablan. Pero al cabo de unos minutos el señor del vestido empieza a preguntarle cosas extrañas. Si tiene algún tipo de drogodependencia, si tiene familia cercana, si tiene... Narciso está muy confuso, desconoce el significado de muchas de las preguntas, y no sabe qué contestar. Tiene miedo de que su respuesta sea la equivocada y también Felix le abandone.

Narciso empieza a hablar de lo que él cree es normal. De su vida en el Olimpo, de la felicidad, de la gente que cuidaba de él. Pero se detiene en seco cuando ve la cara de Felix. Narciso sabe en ese mismo momento que su respuesta no ha sido la adecuada. Felix cambia rápidamente su rictus, pero Narciso se percata de que algo no va bien.

Narciso a través del espejo

El Sol está en su punto álgido y Narciso no es capaz de aguantar la sed. De repente justo frente a él parece que algo flota. Es como una masa de aire que se mueve y le obstaculiza el camino. No puede ver más allá y no puede atravesar el camino por ningún otro lado.

Narciso piensa que es el calor que le hace tener alucinaciones, así que decide proseguir como si nada hubiera ante él. Pero en el momento en el que atraviesa la masa, se ve empujado por una fuerte corriente. Todo pasa muy deprisa, y no es consciente de nada de lo ocurrido. Sólo sabe que ahora está en el suelo y ya no siente tanto calor.

¿Encontrará Narciso el camino de vuelta?
Cuando levanta la cabeza, se queda paralizado del miedo. Se encuentra en un lugar completamente desconocido para él. Para empezar el suelo sobre el que está tendido es como de mármol, como los templos, pero no hacen la función de pared. Aquí parece que sirve para que la gente camine sobre él. Y por si fuera poco, justo a su lado hay otra especie de suelo raro, negro, por el que van unos aparatos muy extraños, que echan humo por detrás y van a una velocidad completamente insusual. ¿Qué es todo aquello?

La gente no repara en él. Caminan muy deprisa, y con cara de preocupación. Sus atuendos son muy raros, y visten diferentes entre ellos. ¿Dónde se encuentra?

Maduración

Narciso rompe a llorar como un loco. Él creía que lo tenía todo, y le falta lo más importante. No sabe estar sólo consigo mismo, ni valerse por sí mismo.

De repente deja de llorar. Ahora es el momento de cambiar la situación. Va a desmostrar a Lilith que es capaz, y volverá al Olimpo y mostrará a Darius y a todos lo que ha aprendido.

las ardillas

Para empezar va a buscar alimento. Mira a su alrededor desorientado, ¿dónde? Anda sin rumbo fijo, nada le parece comestible. Pero detrás de unos arbustos encuentra a unas ardillas comiendo unas frutas rojas. ¿Por qué no? Si ellas no mueren, él tampoco lo hará.

Mientras se acerca al arbusto las ardillas huyen asustadas. Narciso recoge un puñado de frutos rojos. Se sienta al pie del árbol y empieza a comerlas.

¡¡¡¡¡¡Cuál es su sorpresa al descubrir que son sabrosas!!!!!! Por primera vez en su vida empieza a sentirse orgulloso de sí mismo.

¿Realidad o el Olimpo?

Con el paso de las horas Narciso se da cuenta de la cruda realidad. Está solo. No habrá nadie que le alimente, nadie que toque el arpa para él, nadie que le esté lisonjeando todo el día... Mira hacia atrás con pena, casi decidido a hacer el viaje de regreso y estar de vuelta justo a tiempo de la sesión musical nocturna.

bosque tenebroso

Pero mientras se encuentra en mitad del camino mirando el trecho que ya ha dejado atrás, de repente, la maleza se vuelve tupida, los árboles se mueven, el cielo se oscurece...El camino de vuelto se ha cerrado. Narciso está aterrado. Las hadas siempre le han contado historias de los bosques, histotias sobre el Dios malvado, historias sobre Tétralus.

¿Qué es eso que se oye? ¿Pasos? Dios, Narciso ve una sombra proyectada justo delante de la suya, y por mucho que lo intenta, no puede levantar la vista del suelo.

Catalizador

Narciso ha sido tentado. No puede evitar sentir curiosidad. Sabe que debe explorar ese mundo. Debe comparar para llevar a cabo la mejor elección. Quizá ese mundo que el hada le ha ofrecido sera mejor que el suyo. Quizá.

Sin más dilación decide emprender la marcha. Pero tiene miedo. Parte hacia un sitio desconocido, donde la gente incluso llega a matar, y no sabe cómo defenderse. Toda su vida le han dado todo hecho.

Narciso pasa las horas buscando un compañero de viaje. Cree que una mujer no sería adecuada, ya que no podrá defenderle en caso de necesidad. Sin embargo, el único hombre que conoce es Darius y no cree poder convencerle. Darius no desaprovechará la oportunidad de quedarse prácticamente solo en un harén lleno de mujeres. Entonces, ¿con quién partir?

Narcisus

Narciso, egocéntrico, vago y arrogante. No por mucho tiempo... Narciso vive apaciblemente en el Olimpo. Nada puede arruinar su vida llena de placeres y vacía de deberes. Tiene todo lo que quiere: comida, bebida, fiestas y mujeres. Y por encima de todo es el tipo más apuesto del lugar.

La gente dice de él que nunca se vio belleza igual. Alto, de piel morena, su perfil es completamente perfecto, incluso parece modelado por un genio. Sus ojos son verdes, claros, brillantes, hay hadas que dicen que si los miras el tiempo suficiente, emulan a las olas del mar, con un vaivén hipnotizador.

Sin embargo, aunque haya sido bendecido con todos estos dones, no le interesan la belleza ni el amor. De hecho nunca ha visto su imagen, nunca. De pequeño le advirtieron de que no lo hiciera, nunca jamás. Y ha sufrido las cosecuencias. No sabe apreciar tampoco la belleza en ninguna otra persona.